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¿Se puede retrasar el deterioro cognitivo en la demencia?

Psic. Jennifer Franco

Especialista en Evaluación Cognitiva


Una vez adquirida la enfermedad de Alzheimer, así como cualquier otro tipo de demencia, la neurodegeneración del deterioro cognitivo es progresiva, por lo tanto, gradualmente provoca un daño importante en la estructura del cerebro, un déficit en el funcionamiento cognitivo y un bajo rendimiento en la capacidad de la plasticidad neuronal, con velocidad variable sin ningún tratamiento que la pueda curar o revertir. Su evolución se diferencia en cada persona de acuerdo con una serie de factores propios, del cuidador y del entorno social.

Desde el punto de vista de la neuropsicología, uno de los factores propios más importantes es la reserva cognitiva.



"La reserva cognitiva es la provisión de la capacidad cognitiva que vamos adquiriendo lo largo de la vida, en general se asocia al nivel de curiosidad, escolaridad y vida de desarrollo intelectual."

La reserva cognitiva es uno de los principales elementos protectores conocidos que efectivamente retrasa la adquisición de la demencia; y que podría ser un elemento importante que ayude a ralentizar el deterioro en relación con aquellas personas con una menor reserva cognitiva. Sin embargo, lo que sí es seguro, es que el estilo de vida, la calidad del ejercicio físico, la dieta balanceada, una mente activa y una mentalidad positiva, es determinante en la evolución de la enfermedad.

El mundo de la atención e intervención con personas mayores está viviendo un proceso de transformación muy importante en estos últimos años, en torno al modelo de atención centrado en la persona, donde la promoción de la autonomía, el respeto a las preferencias, a los derechos y a la dignidad de las personas con demencia, se convierte en el eje central de la atención.


David Edvardsson, un estudioso en la atención centrada en la persona mayor, menciona la importancia de considerar que la personalidad de la persona que padece una demencia no se pierde, se esconde. Y que, por ende, se le debe reconocer su historia, sus intereses, se lo debe considerar en la toma de decisiones, interpretar su comportamiento desde su punto de vista y se le debe dar prioridad a la relación en igual medida que en las tareas asistenciales.

Desde esta perspectiva, la efectividad de las intervenciones neuropsicológicas reconoce los cambios sobre el funcionamiento psicológico, cognitivo y funcional. Por lo tanto, además de implementar una serie de estrategias que se manifiestan en la participación continua de actividades diarias mentalmente estimulantes que potencian las habilidades cognitivas aún preservadas, el neuropsicólogo reconoce que la clave reside en la presencia de un cuidador formal o informal, y lo acompaña, lo prepara y capacita sobre la enfermedad, le ayuda con las estrategias necesarias para manejar sus síntomas, y lo invita a reconocer sus propios recursos y limitaciones, mejorando así la calidad de vida de la persona con demencia y su entorno.


Algunas recomendaciones generales que se pueden implementar en las diferentes etapas son:

  • En las primeras etapas: fomentar la autonomía a través de estrategias compensatorias como establecer una rutina diaria, donde la persona con demencia pueda participar de las actividades del hogar, la cocina, el jardín, el aseo, etc. incorporando recordatorios escritos y manteniendo los objetos de uso continuo en lugares específicos.

  • En la etapa media: el manejo del deterioro cognitivo requiere de la colaboración permanente del cuidador y la familia, quienes se encargan de motivar a la persona con demencia a usar las ayudas necesarias, así como motivarla para que realice actividades placenteras tales como salir a caminar, escuchar música, leer su libro favorito, observar fotos de su niñez o de lugares que solía visitar como punto de partida para una conversación amena.

  • En la última etapa: Las estrategias se centran en el manejo del entorno con un ambiente familiar y el acercamiento sensorial. La persona con demencia ya no se puede comunicar como antes, pero sus emociones siguen presentes, por lo que se sugiere una rutina de acercamiento con técnicas sensoriales de manera dirigida, empática y respetuosa.

"La demencia tiene un pre-inicio largo y silencioso que se puede prevenir."

Lamentablemente, una vez adquirida la enfermedad, los síntomas funcionales son devastadores. Se recomienda estar atentos ante cualquier síntoma donde la persona se desoriente, se altere su lenguaje, tenga lagunas mentales u olvidos. Una evaluación neuropsicológica anual después de los 60 años, o incluso antes, es igual de importante que un chequeo médico preventivo.


 













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