Dra. Evelyn Campoverde
Médico Geriatra
¿Cuántas veces nos encontramos en una habitación pensando a qué venía yo? ¿O hemos olvidado totalmente de lo que hablábamos después de que alguien nos interrumpe? ¿Acaso estos síntomas sugieren que podemos tener la enfermedad de Alzheimer?
Envejecer es un proceso natural, en el cual nuestro cuerpo y sus funciones van cambiando de manera progresiva y deletérea. Lo llamamos envejecimiento saludable/ exitoso cuando, pese a este declinar, nuestra reserva nos permite funcionar de forma adecuada en nuestro entorno.
El envejecimiento es un proceso que no afecta a todas las personas de la misma manera, así mientras que algunos sujetos mantienen un buen estado físico y cognitivo aún en edades muy avanzadas, otros, por el contrario, sufren un deterioro importante. Esto depende de nuestra herencia genética, pero también del entorno en el que hemos crecido y nos hemos desarrollado, de nuestro nivel educativo y los controles de salud.
El envejecimiento está asociado con una declinación global de las funciones cognitivas, es decir, con nuestra capacidad de comunicarnos, hacer cálculo, razonar, organizar, planificar, calcular y con nuestra memoria; sin embargo, ¿cuánto es normal y cuándo debemos sospechar de una enfermedad como el Alzheimer? Hoy sabemos que, lamentablemente, la línea entre la normalidad y la patología de la persona mayor no suele ser tan clara.
"El envejecimiento normal puede hacer que nuestras respuestas motoras sean más lentas o requerir más energía y tiempo para recuperarnos después de cualquier evento estresante (físico o mental)."
A nivel cognitivo disminuye la velocidad a la que procesamos la información que recibimos, disminuye nuestra memoria de trabajo y puede haber más dificultad en tareas atencionales, estos cambios pueden hacerse notorios cuando requerimos dividir la atención entre estímulos simultáneos y de diversa índole. A pesar de estos cambios, podemos funcionar adecuadamente y realizar de manera independiente actividades de la vida diaria. Estas capacidades pueden seguir disminuyendo progresivamente a lo largo de los años, pudiendo en el futuro favorecer la aparición del deterioro cognitivo leve o demencia.
Es muy común que las personas confundan a los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer con el envejecimiento normal; sin embargo, hay algunas diferencias. La enfermedad de Alzheimer es una afección cerebral que deteriora gradualmente la memoria y la capacidad de pensamiento, y con el tiempo, limita incluso la habilidad para realizar las tareas más básicas. Además, las personas afectadas también experimentan cambios en su comportamiento y personalidad, tales como:
Tomar más tiempo para completar las actividades cotidianas.
Repetir preguntas frecuentemente.
Experimentar dificultades para gestionar el dinero y pagar las cuentas.
Vagar y perderse con facilidad.
Extraviar objetos en lugares inesperados.
Manifestar cambios en el estado de ánimo o en la personalidad.
Experimentar mayor ansiedad o mostrar agresividad.
Los signos del Alzheimer, que implican alteraciones en el pensamiento, la memoria, el razonamiento y el comportamiento, que logran afectar el funcionamiento normal e independiente de una persona, esto se conoce como demencia. Aunque existen otras enfermedades y condiciones que también pueden causar demencia, el Alzheimer es la causa más común en las personas mayores.
Recordemos que la enfermedad no es una parte normal del envejecimiento; en cambio, es el resultado de complejas transformaciones cerebrales que comienzan años antes de que aparezcan los síntomas, lo que conduce a la pérdida de neuronas y sus conexiones. ¿Qué actividades pueden ayudarnos a tener un envejecimiento normal y saludable? Realizar regularmente ejercicio físico, una dieta sana baja en alimentos procesados y azúcar, evitar tóxicos como el tabaco y el alcohol, tener controles regulares de salud, realizar actividades que demanden una exigencia cognitiva importante, se relacionan con un envejecimiento exitoso.
Si te quedan dudas, recuerda que durante una entrevista médica adecuada se puede evaluar estas alteraciones y decidir si son parte de un envejecimiento normal o patológico, como también los estudios por realizarse para completar nuestra apreciación diagnóstica.
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